La soya, un alimento milenario originario de Asia, ha ganado popularidad mundial en las últimas décadas debido a sus múltiples beneficios nutricionales y su versatilidad en la cocina. Sin embargo, su creciente consumo ha venido acompañado de diversos mitos que generan confusión sobre su impacto en la salud y el medio ambiente. A continuación, desglosamos y desmentimos algunos de los mitos más comunes asociados a la soya, respaldados por evidencia científica.
Mito 1: «La soya causa deforestación»
Realidad: Es cierto que el cultivo de soya ha contribuido a la deforestación en diversas regiones, especialmente en América Latina. Sin embargo, es crucial entender que la mayor parte de esta producción no está destinada al consumo humano directo. Según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), casi un 80% de la producción mundial de soya se utiliza como alimento para animales de consumo, como ganado, aves y cerdos. En contraste, solo alrededor del 7% se destina a productos para consumo humano directo, como tofu, leche de soya y otros derivados.
Por lo tanto, al optar por consumir productos de soya en lugar de proteínas animales, no solo se obtiene una fuente proteica de alta calidad, sino que también se contribuye a reducir la demanda de carne y, en consecuencia, la necesidad de grandes extensiones de cultivo de soya para alimentación animal.
Mito 2: «La soya afecta negativamente las hormonas masculinas»
Realidad: Este mito surge de la presencia de isoflavonas en la soya, compuestos vegetales que estructuralmente son similares al estrógeno humano. Sin embargo, múltiples estudios científicos han demostrado que el consumo de soya no tiene un impacto negativo en las hormonas masculinas. Un metaanálisis que evaluó 41 estudios clínicos concluyó que ni la ingesta de soya ni de isoflavonas afecta los niveles de testosterona total, testosterona libre, estradiol o estrona en hombres.
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Además, investigaciones adicionales han indicado que el consumo moderado de soya no altera la calidad del semen ni la función reproductiva en hombres. Por lo tanto, incluir soya en la dieta es seguro para la salud hormonal masculina.
Mito 3: «La proteína de soya es de baja calidad»
Realidad: La calidad de una proteína se mide por su contenido de aminoácidos esenciales y su digestibilidad. La proteína de soya es una de las pocas proteínas vegetales consideradas completas, ya que contiene todos los aminoácidos esenciales en proporciones adecuadas para las necesidades humanas. Además, presenta un alto valor biológico y una digestibilidad comparable a las proteínas de origen animal.
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Esto la convierte en una excelente opción para vegetarianos, veganos y cualquier persona que desee diversificar sus fuentes proteicas sin comprometer la calidad nutricional.
Mito 4: «La soya incrementa el riesgo de cáncer de mama»
Realidad: Contrario a este mito, diversos estudios epidemiológicos han encontrado que el consumo de soya puede estar asociado con una reducción en el riesgo de cáncer de mama. Las isoflavonas de la soya actúan como moduladores selectivos de los receptores de estrógeno, lo que puede tener un efecto protector. Además, en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama, el consumo de soya no ha mostrado efectos adversos y, en algunos casos, se ha asociado con una menor recurrencia de la enfermedad.
Mito 5: «La soya no es beneficiosa para la salud ósea»
Realidad: Las isoflavonas presentes en la soya han mostrado efectos positivos en la salud ósea, especialmente en mujeres postmenopáusicas. Estudios indican que el consumo regular de soya puede ayudar a mantener o incluso ad mineral ósea, reduciendo el riesgo de osteoporosis. Este efecto se atribuye a la acción estrogénica suave de las isoflavonas, que pueden compensar la disminución de estrógenos endógenos en mujeres después de la menopausia.
Mito 6: «La soya carece de beneficios cardiovasculares»
Realidad: El consumo de soya se ha asociado con mejoras en el perfil lipídico, incluyendo la reducción del colesterol LDL (colesterol «malo») y un aumento del colesterol HDL (colesterol «bueno»). Estos cambios contribuyen del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, la soya contiene ácidos grasos poliinsaturados, fibra, vitaminas y minerales que favorecen la salud del corazón.
Conclusión
La soya es un alimento versátil y nutritivo que ofrece múltiples beneficios para la salud. Los mitos que la rodean a menudo carecen de fundamento científico y pueden impedir que las personas aprovechen sus propiedades. Incorporar soya en la dieta puede ser una estratemejorar la salud cardiovascular, ósea y general, además de ser una opción sostenible para el medio ambiente.
Referencias
Soy | Industries | WWF – https://www.worldwildlife.org/industries/soy – fecha de consulta: 20-Dic-2024
LA PROTEÍNA DE SOYA NO REDUCE LA TESTOSTERONA NI ELEVA LOS NIVELES DE IGF-1 EN LOS HOMBRES – https://sniglobal.org/wp-content/uploads/2024/11/315-Soya-No-Reduce-La-Testosterona-Ni-Eleva-Los-Niveles-De-IGF-1-En-Los-Hombres.pdf – fecha de consulta: 20-Dic-2024
Neither soy nor isoflavone intake affects male reproductive hormones: An expanded and updated meta-analysis of clinical studies – https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33383165/ – fecha de consulta: 20-Dic-2024